Escrito por Daniela Rico
Y en un baño de la parte norte del continente estaba yo, con la ropa interior abajo, avergonzada, con cara de pánico y una molestia en la vagina que no me permitía pensar en otra cosa más que en arrancármela. Y es que lo que para la mayoría de mujeres es poco frecuente, para mí se ha vuelto cada vez más constante desde hace ya 3 años. Las infecciones vaginales llegaron, se hicieron resistentes y se rehúsan a irse a pesar de que he intentado echarlas desde entonces. Pero no escribo esto para contarte únicamente cómo se siente: lo escribo para motivarte y enseñarte algunos trucos que te pueden ayudar a ser una mujer más consciente de su cuerpo.
Todas alguna vez hemos pasado por una infección vaginal o hemos visto alguna pauta publicitaria en la televisión, en la que una mujer sonriente habla de cómo le pica y le arde la vagina. Luego, recomienda algún producto que nos puede solucionar este problema en poco tiempo y que al parecer debería funcionarle a la mayoría de mujeres, pero en mi caso, no es así.
Era el año 2018 y los síntomas de una infección vaginal aparecieron. Me encontraba en otro país, lejos de mi casa. Con tal de no asistir al médico y exponer mi mal nivel de inglés, traté de automedicarme con productos de venta libre. En ese momento recordaba a la mujer sonriente de la televisión que recomendaba los productos que podían solucionar mi problema en un dos por tres. Probé varios, pero ninguno calmaba mis síntomas, los cuales cada vez eran peores, al punto de no poder ni siquiera caminar.
Todo esto comenzó a afectarme mentalmente. La ansiedad y la angustia aparecieron. Decidí por fin asistir al doctor, me dio algunas medicinas y lo que pensaba que era el fin, no lo fue ya que siguieron apareciendo como quien no quiere ser olvidado.
No te sorprenderá leer que gracias a lo que viví me he convertido en una conocedora de mi vulva. Y es que no les voy a mentir, antes de que me pasara todo esto, juraba que la vagina era lo que podía ver ahí abajo si me miraba en el espejo.
Cuando mis síntomas comenzaron, mirarme al espejo era cuestión de todos los días. Me preguntaba dónde me dolía realmente, dónde me molestaba. Me obligaba a buscar en internet las partes de mi vulva para dirigirme al médico de la manera más precisa posible para que así me pudiera ayudar. El hecho de leer a diario artículos y visitar a tantos médicos me dieron un panorama tan diferente pero tan real de lo que debía ser mi salud íntima que siento la obligación compartirlo contigo, porque aunque no hayas sufrido de este tipo de infecciones o estés pasando por lo mismo que yo pasé, prometo que te será igual de útil.

“No esperes a que te sucedan estas cosas para que comiences a conocerte y a cuidar de su salud íntima"
Lo ideal es que ninguna mujer espere a que le sucedan estas cosas para que comience a conocerse y a cuidar de su salud íntima, es algo que deberíamos tener muy claro desde pequeñas.
Ahora sí aquí van algunos consejos:
Ni a rosas ni a caléndula
El primer mito que debemos eliminar de una vez por todas es el relacionado con el olor de nuestra zona íntima. No debe oler a rosas, caléndula o eucalipto, pero tampoco debe tener mal olor (lo que puede ser indicador de infección). Nuestra vagina huele a vagina y así debe ser. No debemos preocuparnos por cual jabón íntimo o toallitas húmedas huele mejor: no necesitamos nada más que abundante agua.
Las bombachitas de algodón son nuestras amigas
La ropa interior de algodón es también nuestra mejor aliada a la hora de cuidarnos y más si son bombachitas o cacheteros. La ropa interior apretada y de materiales sintéticos puede ser detonante de una infección íntima. Por eso es recomendado el algodón y no muy apretado. Ah, y es ideal cambiarla o quitarla antes de ir a dormir.
Nuestra vulva necesita respirar
Nunca he sido muy fan de la ropa apretada y después de todo este proceso de autoconocimiento, me he dado cuenta de que incrementa el nivel de humedad, lo que puede ocasionar alteración en el PH vaginal y por tanto infecciones. Ahora los pantalones sueltos no me pueden faltar.
Alimentación con probióticos
La alimentación es clave pero no me malinterpretes, no vengo a proponerte una dieta. Solo quiero que sepas que los probióticos nos ayudan a prevenir las infecciones vaginales ya que restablecen nuestra flora vaginal. Los podemos encontrar en el yogurt (asegúrate de que en la etiqueta los mencionen) o también hay cápsulas que los contienen.
Usemos la copa menstrual
Además de ser ecológica, económica y cómoda, es muy saludable. Está fabricada con productos hipo alergénicos que son cuidadosos con nuestro cuerpo.
Sencillos, ¿verdad? No se necesita mucho para cuidar de nuestra salud íntima. Ser conscientes de nosotras mismas y amarnos profundamente es la clave. Podemos ser mujeres muy diferentes, pero siempre tendremos algo en común y ese algo en este caso, es el cómo podemos cuidar y conocer más acerca de nuestra vulva y por tanto mantenernos sanas y libres, porque definitivamente somos la ostia.
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