
ILUSTRADO POR CRISTINA FONTÁN @CRISTIFONTAN
Escrito por Lola Lunática, Lola Mojada y Lola Voladora
Mmmm… ¡qué rico!
Ah….con tan solo recordarlo queremos repetirlo.
Sí, así nos gusta…
Jm…¡eso nunca lo había probado!
¡Uf! Repitámoslo otra vez, por favor.
¡Y no!, no estamos hablando de un orgasmo sexual ni de un bizcocho (¡aunque claro que vienen incluídos!), estamos hablando del placer de dedicarle un día entero a eso… a sentir placer.
Así es lolitas. ¿A quién no le gusta consentirse? ¿Comer sin contar calorías? ¿Creerse Regina George comprando todo el almacén? ¿Rajar y chismosear con las amigas hasta el amanecer, como si no hubiera un mañana? ¿Quedarse mirando un bizcocho y babear? ¿Hacer locuras sin que nada importe?
Hay veces en las que lo merecemos. Dejar de pensar -aunque sea por un ratico- en todas las responsabilidades y decirle al mundo fuck it!, vamos a disfrutar del momento sin pensar en las consecuencias. Sentir a fondo, saborear el ser mimadas, gozar en todos los sentidos. Dejar lo de mañana para mañana y jugar a que somos invencibles: porque lo somos cuando nos sentimos así de bien.
Y es que el placer es adictivo: comernos todas las papitas fritas, sentir que el pelo nos huele rico, salir perfectas en una selfie en el primer intento. Y sacar un día para sentirlo y reírse porque sí… el placer puro por simple deleite, la sensación plena en las cosas más sencillas: burlarnos de una amiga, probar un helado delicioso, encontrar una pinta que nos hace ver como diosas, soñar con un hombre imposible, bailar una canción con toda la energía, tomarnos un par de Gintonics, una ronda de cocteles compartidos y el resultado: una prenda descontrolada que no da tregua para pensar ni en guayabos ni en deberes.
La magia está en dejarse llevar sin sentir culpas, en hacer de cada segundo una explosión de emociones para nuestros sentidos… es el placer de ser Lolas. ¡Ahhh!, lo recordamos y nos pasan cosquillitas por el cuerpo. Tanto placer en un solo día pareciera imposible, pero entonces recordamos que las mujeres somos seres mutiorgasmicos y los podemos experimentar de muchas maneras, en las manos de un bizcocho talentoso (o en su defecto de una Lola), o en las manos más sabias que podemos llegar a conocer: las nuestras, que en días de placer desenfrenado, descubren que hay orgasmos que no solo son húmedos.
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