Escrito por Alejandra Mar
Empecemos siendo muy honestas: es muy incómodo hablar de dinero, sobre todo con colegas o jefes. Sin quererlo, sentimos como si estuvieramos pidiendo limosna o un favor, o como si estuvieramos regateando. ¿De verdad queremos llegar a eso? ¿discutir porque deberías ganar un poco más? Y no solo es cuestión de dinero, sino de poder lidiar con el síndrome del impostor, ese trastorno que te impide ver tus logros y te hace sentir como si estuvieras engañando a la gente que te rodea, haciéndote pensar que no eres tan buena como creen y no deberías cobrar por lo que haces (ni pedir un aumento de salario). Es como tener dos demonios hablándote al oído… Te entendemos, no es fácil.
Pero, Lolas: trabajamos por dinero. Y esa es la verdad. Cumplimos metas, tiempos de entrega, horarios (con desveladas incluídas) porque lo que hacemos tiene un valor, seguramente mucho más alto de lo que nos están pagando. Y en los negocios no debemos temer pedir lo que merecemos, sobre todo cuando por nuestro trabajo la empresa tiene mejor rendimiento o está haciendo más dinero. Tu tiempo, trabajo, mente creativa y horas de enfoque valen mucho. No te dejes engañar por tu voz impostora.
Además, la brecha salarial no es un mito. Las mujeres de América Latina y el Caribe ganan 17% menos salario que los hombres por hora trabajada, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Estamos aún muy lejos de una igualdad salarial. Así que tu sensación de estar por debajo de lo que deberías ganar, no es empelicule. Descúbrelo tú misma: pregúntale a tus amigos cercanos (con el objetivo netamente investigativo) qué salario reciben por su trabajo. Esto te dará una idea de la realidad que vivimos las mujeres en el mundo laboral (y eso, sin contar las situaciones en el trabajo en las que no se nos confían tareas o no se escucha nuestra opinión porque somos mujeres y subestiman nuestras capacidades).

Las mujeres de América Latina y el Caribe ganan 17% menos salario que los hombres por hora trabajada, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Volviendo al tema… estás leyendo esto porque consideras que deberías tener un mejor sueldo. Pero se te ocurren mil excusas antes de hacerlo, como pensar que no trabajas lo suficiente, que tu salario no es tan malo al final de cuentas, que eres muy mala negociando, que tu jefe es bastante malhumorado y va a reaccionar mal o que deberías esperar un poco más. Bueno, y tal vez te da pánico que tu jefe diga que tu salario es lo mejor que puedes lograr ahora por tu nivel de conocimientos y capacidades, que en el mercado tu sueldo es bastante bueno o que se niegue porque te considera atrevida e imprudente. Mejor dicho: miedo a cagarla por decir lo que piensas o a decir algo que no tiene sentido, como siempre.
Sí, tal vez esa sea la peor respuesta que puedes tener: un no rotundo. Listo, lo hiciste y enfrentaste tu mayor temor que es que te lo nieguen o rechacen tu petición. Pero tal vez la conversación te de mayor perspectiva o te lleve a obtener otros beneficios que no habías pensado. Tu jefe podría decirte qué debes hacer para que el próximo año tengas un aumento significativo, qué oportunidades y debilidades ve en ti para que trabajes en ellas o tal vez te des cuenta que definitivamente ese no es tu lugar y deberías empezar a buscar un nuevo trabajo donde te sientas valorada y a gusto con lo que haces y ganas.
Aquí te compartimos los mejores tips para ir donde tu jefe, con seguridad y valentía, a pedirle tu justo aumento de salario:
1. Averigua el sueldo promedio que tiene tu posición en otras compañías y mercados. Esto te dará una idea más clara de si tu salario está muy por debajo o si es solo tu imaginación. Y será un buen argumento a la hora de hablarlo.
2. Escribe todo lo que has aportado a la organización con tu trabajo. Procesos, proyectos, KPI’s, compara las cifras antes de que llegaras con las que has conseguido. Sé consciente de que tienes argumentos y son reales.
3. Define muy bien qué es lo que quieres: tal vez no sea un salario sino más días de vacaciones, o un nuevo puesto de trabajo o un horario definido sin tener que trabajar los fines de semana. Ten claridad sobre qué es lo que quieres y a qué estarías dispuesta a negociar si no pueden darte lo que buscas.
Teniendo todo esto definido, pídele una reunión 1:1 a tu jefe. Lee y relee tus argumentos para ganar confianza y no perder de vista el foco de la conversación y la confianza que debes sentir por todos los argumentos que tienes para soportar tu solicitud.
Una vez estés cara a cara con él o ella (sí, yo sé, estamos nerviosas de solo pensarlo pero tú eres más que capaz), sé clara, muéstrate honesta y transparente. Es importante que tu tono y forma de comunicarte sea amable: no llegues con rabias o rencores sino con la disposición de mostrar que quieres seguir dando lo mejor de ti y tu trabajo es tan importante que quieres expresar lo que sientes y quieres. Sigue estos pasos:
1. Comienza por hablar sobre lo que has conseguido con el equipo.
No te enfoques en hablar desde ti, “yo he…”, sino desde nosotros, tu equipo. Recuerda que no trabajas sola. Frases como “hemos conseguido”, “nosotros trabajamos por”. Eso demostrará que eres empática y valoras a tu equipo de trabajo.
2. Argumenta tu petición.
Cuéntale que has investigado sobre el salario promedio en tu posición, que un profesional con tu experiencia gana tanto porcentaje más de lo que ganas actualmente. Dale todos los datos que tengas para soportar lo que le vas a pedir. No lo digas como un reclamo, ni hables de cosas que has hecho extraño detalles del día a día laboral. Mantente enfocada en lo que quieres y manéjalo de forma tranquila.
3. Dile cómo te sientes, qué expectativas tienes de la compañía.
Por ejemplo, que quieres seguir creciendo con ella, aportando tu conocimiento. Y sentir que valoran tu trabajo es muy importante para tu motivación. Sé positiva, proyéctate, si lo que quieres es seguir creciendo en ese lugar.
4. Dile que crees que pueden llegar a una negociación
Así puedes bajar la tención y puedes buscar un punto medio que los beneficie a ambos.
5. Define qué salario esperas o qué beneficios quisieras recibir.
Es importante que pidas un poco más de lo que esperas recibir, para que en caso de que quieran negociar tu propuesta y la bajen un poco, no se aleje de lo que buscas.
Si recibes una negativa, mantén la calma. Escucha y enfócate en lo que quieres. ¿A qué estarías dispuesta si no te dan el aumento que quieres? Házle sentir que lo entiendes pero que buscas algo más. Que puedes llegar a un intermedio como… (negocia vacaciones, horas extras o un aumento menor).
En caso de que de nuevo rechacen tu propuesta, pregúntale qué propuesta tiene para ti. Tal vez puedan proponerte un bono o un porcentaje de ganancia sobre cada negociación o meta alcanzada.
Si te sientes abrumada con su propuesta y no sabes qué decirle, dile que te gustaría tomarte un tiempo para pensarlo y darle una respuesta. No tienes que decidirlo inmediatamente, date tiempo para repensar lo que escuchaste de su parte y entender si estás dispuesta a aceptarlo o si definitivamente ese no es tu lugar.
En caso de que sientas que su propuesta está alineada a tus expectativas, agradécele su tiempo y su oferta y acéptala. Habrás logrado algo mucho más grande que un aumento de salario o beneficios en tu trabajo: te habrás sobrepuesto a tus propios miedos y barreras y eso es suficientemente importante como para que ese día, sea la respuesta que hayas recibido, sea memorable.
Sabemos que hacerlo toma tiempo y gallardía. Házlo a tu ritmo pero no te llenes de excusas para tomar la decisión de levantar un poco la voz y lucharte el salario que mereces.
Por favor, cuando lo hagas, comenta aquí abajo tu experiencia para que muchas otras Lolas se inspiren por ti y decidan finalmente tomar la decisión de hacerlo. ¿Prometido?
Mucha suerte <3
Related posts
1 Comment
Deja un comentario Cancelar respuesta

Un newsletter para que comiences tu semana llena de inspiración.
Me parece genial que den ideas sobre cómo manejar esta situación, en varias ocasiones me he topado con amigas y familiares que se sienten inconformes con su salario o con las condiciones laborales pero por temor a perder su empleo o a un regazo, no lo comunican. Personalmente, he aplicado las recomendaciones que dan aquí, desde años atrás, y como bien lo dicen, lo peor que puede pasar es que te den un no por respuesta. Pero ese no es el fin del mundo, he tenido la oportunidad de recibir incluso, un poco más de lo que estaba pidiendo. Es satisfactorio el simple hecho de tomarse la tarea de comunicar, negociar y demostrar en tu empresa que eres activa, que propones y que sabes hacer valer tu trabajo. Ánimo chicas!