Escrito por Juliana Paucar

Es mi primera vez por aquí así que me presento. ¡Hola, Lolas bellas! Mi nombre es Juliana Paucar y soy la creadora de Belleza Absurda, una cuenta que busca reivindicar lo que es significa belleza femenina y los estereotipos que cargamos. Tengo 32 años, soy una mujer que tiene el 50% de su cuerpo en cicatrices porque me quemé con una vela. Hace 3 años empecé mi camino de amor propio y, sin embargo, con todo lo que soy y vivo, esta cuarentena me enfrento con un fantasma del pasado que me hizo reconocer que sigo sufriendo de gordofobia y que el miedo a engordar es mi mayor tormento.

Gordofobia, en palabras de Verónica Orozco, es un sesgo automático y muchas veces inconsciente que nos lleva a discriminar, objetivizar y subvalorar a las personas con sobre peso, especialmente a las mujeres. No controlo mi peso, no me importa el número, por eso para mí la gordofobia es ese miedo con el que he vivido inconscientemente, a ser gorda, a no entrar en mis pantalones, a tener pancita, a comprar una talla más. Ha sido una presión constante a estar en el rango social.

En esta cuarentena he visto de muchas formas que se ejerce este término; desde la presión social hasta las redes sociales; que siempre nuestro valor depende de las medidas y los kilos que tenemos. No soy ajena a esto, ni a los memes de cómo te estás poniendo en la cuarentena por la ansiedad de comer, ni a los antes y después ni al exceso de contenidos y mensajes de bienestar que ya no se enfocan en que estemos bien sino que nos veamos como ellos quieren. Ellos, los medios, la publicidad, el mercado. Porque se benefician de nuestro afán por entrar en ese ideal imposible.

¿Qué pasa cuando tu propósito es desmitificar los estereotipos de belleza, tienes una página que trabaja el amor propio y te das cuenta que tienes gordofobia inconsciente contigo misma?

Cuidarse y hacer ejercicio no está mal, pero que tu único objetivo sea un peso o que se señale a quien no lo hace es un tema que esta encasillado en un estereotipo que vendemos donde las mujeres gordas están mal vistas.

Esta cuarentena vi una foto mía de hace 15 años, otra yo, otra época, otros hábitos, otras prioridades. Viéndolas en familia escuche la frase: “es que antes eras hermosa, si ves esta foto, esta si eras tú”. Me llegó al alma, me dolió. Creo que la diferencia es de unos 10 kilos… kilos que no sé si quiero bajar, que no me estorbaban, que no me dolían. Pero desde ese momento tengo una lucha con el espejo, una lucha para encontrar lo que realmente es mi imagen, lo que quiero ver inconscientemente.

Ahí me di cuenta de que nunca he podido ver mi imagen real en el espejo, nunca he podido apreciar mi cuerpo hoy, nunca he podido estar satisfecha porque nunca me di la oportunidad de apreciarme. Siempre he estado sesgada a que estaba gorda y ya. Lo fuese o no, siempre me falta el peso para el centavo, siempre me sobraron kilos para ser “perfecta” y para sentirme bien.

No les niego que han sido dos meses de luchas mentales, pero también de sanación y amor propio al 100%. De entender que yo tenía que quitarme el sesgo con mi imagen en el espejo, que tenía que deconstruir este estereotipo que me habían impuesto y yo había aceptado y, finalmente, que debía verme como soy, amarme y vivir el proceso poco a poco. No tengo metas en números, no tengo el blue jean que estoy esperando usar para saber si me sirve o no después de 15 años o de dos meses de cuarentena. Mi meta es lograr disfrutar el proceso de mantenerme en equilibrio, de entender qué es saludable para mí y de vivir conmigo misma desde lo que soy y no por cómo me veo.

En este proceso desnude mi cuerpo y mi alma, me puse vulnerable y empecé a aceptar que había aumentado de peso, que eso no estaba mal, que tener unos kilos de más no debe ser un tormento, porque mi cuerpo esta saludable, esta fuerte, está sano, está completo. No es fácil amarse, no es fácil dar el paso, pero la respuesta es interna en la medida que le quitas el poder a la sociedad y construyes tu propio concepto de quién eres y cómo te quieres ver.

Gordofia para FatPandora es el odio que sienten las personas por quienes sufren de sobrepeso u obesidad. Aquí entendí que si había decidido amarme, el odio no era una opción para construir mi propio camino. Mi invitación es que te des cuenta de las veces que has permitido que estos sesgos te afecten y que influyan en tu vida para determinar cuánto vales, qué debes hacer y qué no. Y que decidas, definitivamente, darte la oportunidad de entender que no necesitas cumplir con estándares o parámetros, porque tu ser es auténtico y único. Y lo que eres es más que perfecto.