Mentiras de una virgen

Collage por Vainilla Collage

ES HUMANO ENCONTRARLE SENTIDO A LA VIDA, DESCUBRIR UNA RAZÓN A LO QUE ESTÁ PASANDO Y LA VERDAD, NO SÉ CUÁL CUENTO SEA VERDAD, SOLO SÉ QUE DEPENDIENDO DEL DÍA, ME TENGO QUE ECHAR UNO DIFERENTE.

JULIA

De lo que más he aprendido de ser virgen a los 26 años, es a echarme cuentos yo misma.

A contarme un historia diferente cada día, cada fiesta, cada año; todo con el fin de no dejarme ahogar con la tristeza que traen los pensamientos negativos, sino afrontar la situación con la ilusión de racionalidad.

Digo ilusión porque sé que algunas de las cosas que se me pasan por la cabeza no son verdad ni son racionales; son manifestaciones de tristeza, que con ayuda de momentos de baja autoestima, cobran sentido.

Desde que cumplí 16 (que fue cuando empecé a querer y a pensar que tenía que perder la virginidad) hasta hoy, me he echado muchos cuentos. Algunos tienen más sentido, otros tienen mayor poder para calmarme y otros, así no quiera, me los repito hasta creerlos.

De los más racionales es: “¿de qué te estás quejando? Tienes todo: plata, amigos, familia increíble, trabajo soñado…¿no es suficiente? Deja de ser desagradecida, deja de sentir que tu vida es inaportante solo porque no te has acostado con alguien”. Este cuento me calma a través de la culpa, a través de sentirme un poco ridícula por ponerle tanto valor a la virginidad, pero si soy honesta, no siempre funciona. Cuando la tristeza es demasiada, digo que sí, que no me importa todo lo demás, que solo quiero estar con alguien.

Otro cuento que me sé de memoria gracias a la repetición es: “claro que no has tenido a alguien, ¿te has visto? Eres muy querida y sí, tienes muchos amigos pero eso no es suficiente para que alguien se quiera acostar contigo. Para eso necesitas mucho más, que lastimosamente, decidiste no aprender ni buscar mientras tus amigas tenían sus primeros novios y tú te obsesionabas con libros, series y películas”.

Este cuento es de los más duros porque me obliga a tratar de quitarme esa traba que tengo de pensar que soy virgen por mi culpa, por no ser lo suficientemente linda, querida, inteligente, interesante y todos los demás adjetivos que creo que muchas mujeres sentimos que no alcanzamos.

En momentos no tan oscuros como el que describí anteriormente, me puedo decir que esta “condición” me hace especial, me hace un poquito diferente y que en vez de avergonzarme, debería aceptarla como parte de mí, parte de lo que me hace única. Pero este cuento no me lo creo tan fácil; ¿qué tiene de especial tener el hímen intacto?

Otro que es fácil de sacar de mi colección mental es: “no tengo que cambiar, no tengo que hacer absolutamente nada, lo que tengo que hacer es relajarme. Lo que es para mí es para mí y no tengo que salir a buscar nada. Algún día vendrá alguien que me quiera como soy y no tendré que forzarlo”.

Ese me trae esperanza pero a la vez me desespera. Estoy cansada de esperar. Cansada de pensar “me tengo que relajar para que llegue”… ¡que llegue ya!, ¿cuál es la bobada?

Ese cuento me lleva directamente a otro que antes no pensaba tanto, pero que en el último año ha tenido más protagonismo en mi mente y es a hacerme a la idea de que tal vez yo sea una de esas personas solas, que pasará el resto de su vida sin una pareja.

Puedes pensar que este es el más oscuro de todos, que es como si me estuviera resignando a no encontrar a alguien y sí, es de los que más triste me pone pero con el que más he crecido, porque me obliga a pensar que si es verdad, tendría que enfrentarme a mi mayor miedo; a encarar la vida, los problemas, las alegrías y las dificultades sola. A seguir llegando a una cama vacía donde sea mi propia voz la que me console, la que me dé fuerza y la que me empuje a seguir.

Todavía tengo la esperanza de que este no sea el cuento correcto; apenas tengo 26 años y es imposible no encontrar a alguien con quien estar, pero por lo menos estoy teniendo el entrenamiento mental de pararme solita ante el mundo y sentir que es suficiente.

Es humano encontrarle sentido a la vida, descubrir una razón a lo que está pasando y la verdad, no sé cuál cuento sea verdad, solo sé que dependiendo del día, me tengo que echar uno diferente.